Antes de partir para Risikesh hubo tiempo de comenzar con la "ruta de los mercados", y fuimos de Delhi Hat, un mercado donde, de forma temporal se establecen artesanos de los distintos estados y zonas de la India, exponiendo sus trabajos y por supuesto, vendiéndolos. Los puestos están bien organizados, con todo ordenado, limpio y muy tranquilo, ya que hay que pagar una la irrisoria suma de 15 Rs. (2 céntimos). Esto evita que haya personajes acosándote contínuamente para que les des dinero, comida o algo...Hicimos la toma de contacto con Delhi y sus mercados, y nos fuimos a risikesh en un tren que tardó 4 horas para hacer 300 km, pero tened por seguro que es de lo mejor...En Delhi Hat:
La semana comenzó con muchas tareas que hacer en la casa, ordenar ropa, arreglar desagues de las tuberías, examinar a la asistenta para casa, limpiar, comprar numerosas cosas para la casa, trabajo de Arantxa, sofás, etc. mientras tanto, a todo esto, los pintores por casa, fontaneros, electricistas, carpinteros y un largo etcétera de obligaciones.
No obstante, entre unos días y otros, fuimos sacando tiempo suficiente para recorrernos todos los mercados que conocemos de Delhi: Jan Path, Pahan ganj, Old Delhi, Sarojini, khan Market, Green Park Market, Haus Khas Market.
Ir a los mercados en Delhi supone un gran esfuerzo, ya veréis los que vengáis, te diviertes muchísimo viéndolo todo y comprando, pero es muy agotador, tienes que regatear contínuamente y no paran de enseñarte cosas, de pedirte que veas sus tiendas, de hablarte, y como además está todo tan abarrotado de gente, pues se hace cansado.
Un día lo tomamos de turisteo, y Concha y yo nos embarcamos en el reto de conocer Old Delhi, andando por su calles estrechísimas y viendo el Red Fort o Fuerte Rojo y la Gran Mezquita Jama Masjid. La paredes de piedra caliza del fuerte se extienden a lo largo de 2 Km. Es de la época mogol, en su máximo esplendor, y data del 1640 aprox. cuando un emperador intentó trasladar la capital desde Agra hasta Delhi, pero lo derrocaron antes.
Después fuimos a ver la Mezquita, que se llena cada viernes con cerca de 30.000 musulmanes, siendo la más grande de la India y de la misma época que el fuerte.
Para todo este trayecto contratamos un guía, un indio que se ha convertido en alguien bastante especial para nosotros, pués Arantxa y yo solemos acudir a él siempre que queremos ir a Old Delhi. Se llama Abdul, y sólo tiene una pierna, es musulmán y todo el mundo lo conoce en Old Delhi, es sorprendente verlo andar, ya que va más rápido que tú.
Old Delhi se distribuye en calles estrechísimas y donde todo son tiendas. Cada calle acoge un producto, por ejemplo, existen calles dedicadas a vender un sólo producto: plata, sarees, postales, electrónica, especias, mantelerías, y un sinfín de artículos de los que nunca hubieras pensado que podría haber una calle llena de tiendas vendiendo lo mismo, por ejemplo: linternas o relojes de pared, pero relojes de plástico, de esos feísimos de colores...Es muy divertido y emocionante. No tuvimos tiempo a verlo todo pero sí que hicimos parada y fonda en un sitio famoso por su cordero, donde nos pusimos moraditos.
Para acabar la semana, tomamos unos días de descanso en casita con buena gastronomía mediterránea a base de buenas lentejitas y las megabiandas que nos ha tenido a bien traer mi señora suegra, esas sobrasadas de Mallorca que se salen, esos quesos, ese jamoncito...bua que gloria!
Finalmente comimos en un restaurante vegetariano, muy habitual en India, donde deleitamos la comida típica del sur de India.
Muchos Besitos.
Se os quiere
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